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¿Por qué Agua de Dios es conocido como el pueblo de la ‘lepra’? Esta es su historia

¿Por qué Agua de Dios es conocido como el pueblo de la ‘lepra’? Esta es su historia

Para evitar la propagación de la enfermedad, el Estado creó monedas y cédulas solo para los pacientes de los ‘lazaretos’

Agua de Dios es conocido como el pueblo que albergó a cientos de personas que padecían lepra, una enfermedad que se contagia a través “de las gotículas (gotas) expulsadas por boca y nariz” del doliente, según indica la Organización Mundial de la Salud – OMS. Actualmente, tiene cura; sin embargo, en el siglo XIX, momento en el que se creó el Sanatorio de Agua de Dios, los tratamientos no eran tan efectivos.

Remontándonos en la historia, exactamente el 16 de noviembre de 1881, abrió sus puertas al público el tercer ‘lazareto’ del país ubicado en Cundinamarca, con el fin de tratar a los pacientes de lepra o enfermedad de Hansen. Los otros dos se encontraban en Cartagena y Santander; no obstante, el más famoso fue el primero mencionado, pero ¿por qué?

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Al parecer, durante los primeros 30 años de fundado este lugar, “el manejo fue netamente policivo, no tan médico”, explica María Teresa Rincón Sánchez, directora del Archivo Central e Histórico del Sanatorio de Agua de Dios y del Museo Médico de la Lepra. Adicional, no había distinción de enfermedades dentro del recinto, es decir, si una persona tenía labio leporino se calificaba como “enfermo de lepra”.

Los “cazarrecompensas” de la época

Tras toda la estigmatización que vivían las personas con lepra, para evitar la propagación de la enfermedad por el territorio colombiano, nacieron los ‘Sectarios de Lucha Antileprosa’, una organización radical encargada de llevar ante las autoridades a aquellos que padecían esta condición, con el fin de obtener dinero a cambio.

Otro de los puntos para tener en cuenta, es que se hizo famoso este modo porque así mantenían reunidos y aislados a los enfermos del resto de la población.

Una nación dentro de otra nación

En 1872, el gobierno de Manuel Murillo Toro construyó un puente sobre el río Bogotá, bautizado como el ‘Puente de los Suspiros’, con el único propósito en ese momento de que los familiares y dolientes de lepra ingresaran al Sanatorio de Agua de Dios.

Ante los ojos del pueblo, esta era la primera medida que mantenía asilada a la población de los enfermos; sin embargo, no fue la única.

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Para restringir al máximo el contacto, el Estado desarrolló una “cédula” que identificaba a cada paciente del establecimiento porque, según explica el Archivo General de la Nación – AGN, al ingresar al ‘lazareto’, ellos perdían constitucionalmente sus derechos, es decir, no podían votar o heredar propiedades.

Asimismo, la economía debía continuar de alguna manera, por eso, el Gobierno emitió monedas entre 1 a 50 centavos de peso, válidas únicamente para los centros asistenciales que utilizaban los pacientes dentro del ‘lazareto’.

¿Cómo el Estado “rompió” con la estigmatización?

El Archivo General de la Nación – AGN, comenta que en la Ley 20 de 1927 el Gobierno crea la ‘Campaña Nacional contra la lepra’, una medida para enseñar desde los colegios cómo se contagia y cuáles son las medidas preventivas para evitar dicha enfermedad.