Estás aquí:

Acordes de esperanza: La historia de la Fundación Notas de Paz y sus talentos

Acordes de esperanza: La historia de la Fundación Notas de Paz y sus talentos

Esta es la historia de una fundación que durante 18 años ha transformado vidas a través de la música y el talento de jóvenes en Cali

En medio del frío y sobrio ladrillo gris de un edificio de cuatro niveles ubicado en el corazón del barrio Bellavista, se esconde una historia de esperanza que se escribe con acordes y melodías. Allí, en la Fundación Notas de Paz, la música no solo se aprende: se vive, se siente y, sobre todo, se convierte en una fuerza capaz de transformar vidas.

Valery Muñoz y Rodrigo Arango están a punto de cerrar un capítulo importante: el de su paso por la fundación, donde comenzaron a tocar el violín cuando apenas tenían tres años. En sus casas ya se escuchaba un violín y, aunque estaban muy pequeños para saberlo, se enamoraron de ese pequeño instrumento de madera. Rodrigo no sabe si seguirá la carrera de música o si tomará otro camino profesional, mientras Valery sueña con ser una de las mejores violinistas del mundo.

Leer más: Francisco Sanclemente dejó el Valle del Cauca en lo alto: ganó la maratón de los Ángeles 2025

Son seres diferentes, unidos por la posibilidad de entenderse en un mismo idioma, el de la música. La pasión que transmiten al decir que, a través de cada nota musical pueden expresar sus sentimientos, da cuenta de un conjunto de valores adquiridos con disciplina y dedicación.

¿Cómo nació la Fundación Notas de Paz?

La Fundación Notas de Paz fue fundada en el 2007 por personas particulares que tenían el objetivo de darle una opción de vida a los niños, niñas y adolescentes que residen en uno de los sectores de ladera más vulnerables de la ciudad, en la comuna 18 y 19. Fue allí donde Valery, Rodrigo, Dulce Mariana y alrededor de 150 alumnos más dedican varias horas de su día para aprender de música y tocar algún instrumento de la orquesta

Liliana Arboleda, directora artística y violinista egresada del Instituto de Bellas Artes, ha hecho parte del proceso de la Fundación Notas de Paz desde sus inicios. A ella le correspondió a ella estructurar un programa adecuado y volver realidad un sueño: “me tocó ir a las escuelas para hacer crecer poco a poco el proyecto”, aseguró.

Leer más: Gases de Occidente, comprometidos con la calidad de vida en el Valle del Cauca

La música transforma la vida de las personas y esa siempre ha sido la filosofía de la fundación.“Para mí lo más importante es que hasta el momento, en estos 18 años, todos los chicos que han pertenecido a Notas de Paz son personas de bien, porque nuestra ilusión no es formar músicos profesionales, sino personas de bien y a través de la música, mantenerlos alejados de las calles, de las malas influencias, malas compañías y de las redes sociales, de todo lo que sabemos que ocurre cuando ellos están desocupados y mal orientados” resalta Liliana.

El gran impacto y logros de la fundación

El impacto de esta apuesta social se refleja en casos como el de dos exalumnas que continuaron su formación en el conservatorio y lograron becas en el exterior: una violinista que hoy estudia en Texas y una fagotista que cursa una maestría en Barcelona. “Ahora son adultos que nos hacen sentir muy orgullosos”, destaca la directora artística.

Son 17 profesores de diferentes instrumentos los que laboran en la fundación. También hay un programa de primera infancia con 30 niños y un programa satélite en Alto Nápoles con 50 más. La apuesta siempre ha sido transformar la vida de los niños a través de la música, indicó Astrid Sevilla, directora ejecutiva de la Fundación Notas de Paz.

Notas de Paz es un espacio donde a través de la enseñanza y la estimulación musical de forma gratuita, “los niños que enfrentan condiciones de vulnerabilidad social, económica o familiar pueden venir aquí de manera gratuita, tienen todo un proceso formativo y en su contra jornada escolar pueden desarrollar todas estas actividades”, explicó Liliana.

Los niños llegan por referencia de las instituciones educativas de la comuna, por familiares o porque conocen del programa, se inscriben y a partir de un estudio se les da el ingreso desde los tres años hasta los 17, “los niños van pasando por diferentes etapas y al final ellos empiezan a ser parte de la orquesta, explicó Sevilla.

La orquesta es uno de los grandes logros de la fundación porque está compuesta por niños de diferentes edades. Ellos son los que se presentan en eventos de ciudad mostrando su talento.

Leer más: Valle del Cauca: un destino icónico del turismo en Colombia

¿Cómo se sostiene la fundación?

La fundación se sostiene a partir de donantes, especialmente de la empresa privada, que apadrina a niños, con lo que se cubre el proceso formativo, la adquisición de instrumentos y la logística para el manejo de la orquesta.

“Hoy estamos invitando a todas las empresas, a todos los empresarios, a toda la ciudadanía de Cali a que apoyen la Fundación Notas de Paz. Este es un espacio donde los niños se empiezan a dignificar, donde los niños desarrollan un talento y hoy están necesitando nuestro apoyo. Con $50 mil pesos mensuales puedes becar a un niño para que desarrolle su proceso formativo aquí en la fundación”, invitó la directora de la fundación a apoyar la labor que vienen desarrollando desde hace 18 años.

En el proceso, los niños adquieren disciplina, mejoran su rendimiento académico y la relación con su familia, además se convierten en referente para otros niños de su entorno.